Un verano como una montaña rusa

Un verano como una montaña rusa Visto oído y vivido en este verano. Vivimos nuevas experiencias que nos han liberado de miedos o que nos han generado otros nuevos. También vivimos momentos que ya habíamos experimentado pero aún así no eran lo mismo que antes y eso te puede hacer sentir triste pero si consigues liberarte de eso te sentirás genial. Asistimos a conciertos que nos dejaron boquiabiertos. A partidos de fútbol con jugadores de primer nivel de los cuales pudimos aprender muchas habilidades con el balón. Asistimos a momentos que siempre recordaremos ya sea solos o acompañados, esos momentos siempre serán especiales ya sea por lo sucedido o por el momento en el que ocurrió. Descubrimos gente nueva y lugares nuevos en los que podíamos hacer lo que quisiéramos sin recibir críticas, en definitiva podíamos ser nosotros, ser nosotros significa ser feliz. Presenciamos cosas por primera vez algunas divertidas, otras no tanto, algunas emotivas, otras más frías, pero toda esa mezcla es lo que hace que esos momentos valgan la pena. Pasamos tiempo solos al igual que acompañados, pero este primero nos hace pensar, reflexionar y darnos cuenta de que no somos tan perfectos como creemos y por eso tanta gente evita de todas las maneras estar solos y eso es algo que poco a poco te vas a dar cuenta de que es un pensamiento erróneo. si pruebas a estar solo te acabarás a y cada vez te gustará más, estar solo es una charla contigo mismo y te ayudará a mejorar lo que necesites.Yo antes era de los que odiaban estar solo pero por vueltas de la vida tuve que intentar ver de otra manera de manera positiva, y así fue. También es necesario socializar debido a nuestra naturaleza sociable pero no hay que olvidarse de uno mismo porque si no eres feliz contigo con quién lo más a ser? Volvimos a ver a gente que tanto queremos después de mucho tiempo, momentos mágicos que nos unen a ellos vuelvan a salir a la luz. También volvió el desorden, el despertarse a horas aleatorios según quiere tu cuerpo. Volvieron las fiestas, la playa, las calles llenas, las terrazas repletas de turistas, la música de verano, los festivales… y tras esa felicidad ha vuelto la monotonía, el “ estrés”. Digo “estrés” porque para mí la monotonía me genera tranquilidad, saber lo que vas a hacer es relajante pero quizás demasiado. Salimos de la zona de confort, con todas nuevas experiencias se generan nuevos retos, por ejemplo, los surferos coger las mejores olas, los deportistas mejorar todo lo posible antes de los entrenamientos colectivos, y así muchos más ejemplos. Lo que quiero decir es que para cada uno hubo un reto mínimo, algunos buscaban lograrlo, otros no, algunos lo consiguieron, otros no, pero al fin y al cabo cada uno disfruta a su manera porque el verano trata de eso. Recordamos a los que no estaban, a los vivos y a los muertos, sobre todo a los vivos gente con las que tuvimos nuestras diferencias y nos alejamos que aunque hicimos lo correcto nos sigue doliendo no disfrutar a su lado. Ahora lo que toca es disfrutar y no sufrir por su pérdida porque si son amigos de verdad volveréis a ser felices juntos porque los amigos se acaban perdonando. Agradecimos al verano por todas estas vivencias, por la gente que conocimos, por hacernos desconectar, por los momentos felices, también por los tristes, por los fáciles y por los difíciles. Por todo eso ¡gracias verano!

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